Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
Julio Cortázar (Historias de cronopios y de famas)
Imagen: Roy Lichtenstein (Crying girl)
1 comentario:
Bonito relato, aunque yo prefiero que cada uno llore de forma natural, como lo sienta, es más auténtico y emotivo... jejeje
Me gusta tu Blog, te añadí a mi Blogroll, me gustaria que me incluyeras en el tuyo también. Opino sobre distintos temas de actualidad e históricos. Este es:
deacuerdoqueno.blogspot.com
Un saludo!!
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