domingo, 1 de febrero de 2015

La máquina de abrazos

Usted está solo. Tanto que a veces se pregunta si existe en realidad, si alguna vez nació. Nadie le quiere. Y el televisor ilumina cada noche su llanto silencioso.
¿Acaso cree ser un bicho raro? Pues se equivoca bastante. Según la Universidad de Milwaukee, un tercio de la población mundial está sola. Y sufre una devastación anímica similar. Sobre todo los hombres con halitosis, como usted.
Pero sus problemas han terminado al fin. No importa que su aliento fétido espante a todo ser viviente con quien pretenda entablar conversación. Ni que todas las mascotas con las que intenta convivir acaben suicidándose. Nosotros tenemos la solución perfecta. Abra bien los oídos (y cierre su boca de mofeta, a ser posible).
Nos referimos a la nueva Hug-Machine, una formidable máquina de abrazos que le dará todo el amor que necesite, al margen de que usted lo merezca o no.
Diseñada por ingenieros alemanes y fabricada por esclavos chinos, la Hug-Machine se compone de dos partes: unos brazos mecánicos de terciopelo azul y una preciosa muñeca de látex a la que aquéllos van perfectamente ensamblados.
El procedimiento es muy elemental. Cuando usted anhele un abrazo, sólo tiene que acercarse a su Hug-Machine y pronunciar alguna palabra cariñosa. Acto seguido, recibirá un abrazo inolvidable.
A decir verdad, no es necesario que dirija a la máquina palabras cariñosas. Cualquier palabra del diccionario sirve, incluso un gruñido, pues su mecanismo se activa mediante un eficaz sensor de pestilencia.
¿No es maravilloso? Gracias a su halitosis podrá recibir todos los abrazos que quiera. El hedor le conducirá al amor. Al contrario de lo que venía ocurriendo. Es la venganza perfecta.
Seguirá solo, pero feliz.
Y todo por diez mil euros de nada. No deje pasar la ocasión. Compre ya su Hug-Machine. O púdrase en la miseria.

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