martes, 25 de mayo de 2010

Fusilamiento preventivo

"Sabemos su secreto. Si no mata a Rubén Ramos lo haremos público". Eso era todo lo que ponía la nota. Ser el hombre más poderoso del país conlleva que de vez en cuando te lleguen anónimos como este. Por más que pienso no se me ocurre quién ha podido escribir esta nota. Ni siquiera conozco a ese tal Rubén. ¿Qué interés tienen en su muerte? Yo por si acaso lo he mandado arrestar y fusilar. No tenía elección, imaginen el escándalo si mi secreto se hiciera público. Por otra parte tampoco sé muy bien a qué secreto se refieren.

Ginés S. Cutillas (Del libro Un koala en el armario)

21 comentarios:

Víctor dijo...

No recurdo dónde he leído ya ese relato pero me parece magnífico.

Un saludo.

Raúl dijo...

El podereso siempre tiene miedo a que sus trapos sucios se aireen, aunque él mismo no sepa de qué trapos sucios hablamos; porque lo cierto es que haberlos, los hay.

Araceli Esteves dijo...

Me encantan estos relatos tan intrigantes, que te dejan pensando un buen rato.

Pablo Copola dijo...

Fabuloso mini, y lo malo es que la realidad siempre supera a la ficción.

Sinuosa dijo...

No lo había leído. Es magnífico.
Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Pues sí, es muy bueno.

Maria Coca dijo...

Lo he leído en alguna parte pero me ha gustado releerlo de nuevo. Es muy brillante.

Un saludo.

sonia dijo...

Tiene buena mano Cutillas. Pero aún tiene mucho que aprender, empezando por sus maestros granadinos.

Miguel Baquero dijo...

Estoy seguro que hay poderosos que tienen tantos trapos sucios que de verdad se quedan sorprendidos cuando destpan alguno del que ya ni se acordaba

Marcos Callau dijo...

El tema de las amenazas anónimas da mucho juego en los relatos breves. Está muy bien.

BB dijo...

Primero, fusílenlo y luego averiguaremos por qué...
Más vale prevenir, que curar...
Besos
BB

Jesus Esnaola dijo...

Es estupendo este relato de Ginés, aunque dé tanto miedo saber que para muchos tan sólo somos piezas en un tablero, y no hace falta irse hasta dios.

Un saludo a los dos.

Ginés S. Cutillas dijo...

Gracias Javier y gracias a los comentarios que animan a seguir con esta tarea solitaria que es la de escribir.

Todo un honor salir en tu blog.

Nos vemos en Madrid.

Abrazos,
Ginés

Veronica dijo...

Da miedo pensar todo lo que las personas pueden realizar para conseguir sus objetivos. Incluso a costa de la integridad y la vida de los demás. El relato da mucho en lo que pensar.

Gemma dijo...

La realidad es que es así de confusa... no hay quien la entienda.
(Menos mal que el micro es un dechado de claridad).
Abrazos

Maite dijo...

Fantástico relato. Ya lo leí, creo que como finalista de la revista eñe, y me pareció magnífico.

Un abrazo.

Javier Puche dijo...

El honor es mío, Ginés.

Gracias a todos por vuestros comentarios. Abrazos múltiples.

Anónimo dijo...

Me he leído los micros del Koala en el armario y me gustan todos, todos y todos. Desde los más largos hasta los más cortitos. Conecto muy bien con esa manera de estrujar la realidad, de mirar de otra manera.

Saludos

R.A.

Elena Casero dijo...

Es un buen relato, sin duda. Te deja con la miel en la boca, pensando.

Manu Espada dijo...

Magnífico relato, tengo este libro pendiente, así que tu post me anima a que sea mi próxima compra, sin duda, Herman.

Xuan dijo...

A mí también me suena. Me recuerda a otro, aunque no recuerdo de quién. Tal vez a uno del libro Oficios de Juan Carlos Marquez.