martes, 23 de febrero de 2010

Sobremesa o fin del mundo



Hoy después de comer he retirado el mantel, he lavado los platos,
y un día estaré muerto.

Eloy Tizón (Del libro Por favor, sea breve 2)

22 comentarios:

Xuan dijo...

Pues fíjate, que yo no le veo nada a este microrrelato. Creo que Eloy Tizón se maneja mejor en distancias un poco más largas.

Raúl dijo...

Es contundente. Creo que no capto todo su sentido. Pero no puedo evitar pensar en la contundencia del micro.

Sinuosa dijo...

Pues me pasa lo que a Xuan, yo no le veo el punto a este micro. Demasiado abstracto para una mente simple como la mía.
Yo sólo interpreto una vida de rutina hasta la muerte. Pero vamos, que cualquier otro "quehacer" diario nos llevaría a la misma reflexión.
No sé, meloexplique, porfa.
;)

BB dijo...

Exactamente como estaremos todos, sin percatarnos. Armagedón no avisa.
O sólo se refiere a su propio, inevitable y trivial final.
Mi no comprende...
BB

Anónimo dijo...

Lo mejor de este micro es el título(en todos los micros es muy importante, pero en este, al ser tan breve, más). De hecho es más potente el título que lo narrado, es como una explosión. Yo creo que va en la línea de lo que dice Sinuosa y BB,dentro de algo cotidiano y hasta vulgar como puede ser una sobremesa la muerte al acecho.
Siempre tengo la impresión cuando leo este micro de que que fue una sensación del autor, que realmente en una sobremesa se sintió así. Por eso quizá resulte abstracto porque intenta expresar algo muy `personal llevándolo a lo cotidiano.
Ups que me lío...
Saludo
R.A.

Esto demuestra lo amplio que es el espacio del microrrelato.

Gabriel dijo...

Coincido con algunos comentaristas, este micro se ha quedado en intenciones: el autor puede jugar con las ambigüedades, dejar puertas abiertas, etc., pero lo que no puede es pedirle al lector que oficie de adivino. No me ha gustado para nada.

Saludos.

Miguel Baquero dijo...

Tenga más o menos sentido, lo que hay que reconocerle al autor es que es un hombre ordenado y pulcro. Igual va por ahí el sentido del microrrelato

Anónimo dijo...

:DDD Desde luego Miguel,eso sí.

R.A.

Javier Puche dijo...

Sin embargo, a mí la pieza de Tizón me provoca vértigo. Creo que empiezan a fatigarme los micros un tanto mecánicos que muchos de nosotros escribimos en ocasiones, tan llenos de trampas. Que Tizón experimente con el género y juegue al límite debería alegrarnos. Yo encuentro una gran tensión poética en esas dos líneas que no me canso de releer. Ante ellas, sería inútil que balbuceara palabras como desvalimiento, soledad o tragedia. Porque la pieza de Tizón, según creo, es refractaria a cualquier intento de paráfrasis. Quizá el único modo de entenderla cabalmente sea memorizarla para luego repetírnosla sin cesar como un mantra terrible.

Manu Espada dijo...

Últimamente veo, al hilo de lo que dices, Herman, muchos micros de prosa poética, lo cuál está muy bien. A mí, particularmente, me interesan más los micros con historia, aunque tengan una prosa elaborada que siempre suma El de Tizón que te acompaña en la antología está muy bien, es una mezcla de "historia" y poesía que da que pensar, así que también tiene algo de filosofía (y psicología). Un compendio, vamos.

Anónimo dijo...

Creo entender Herman que con lo de " micros llenos de trampas" te refieres a algo que a mí también me cansa(incluso entre autores consagrados, me da igual)y es lo siguiente:
Micros que parecen seguir una serie de tics que se supone que los convierte en micros con lo cual ya se encierra al microrrelato en una jaula y se pierde libertad creativa.
Estoy de acuerdo contigo y sigo pensando que el micro es fruto de una intensa experiencia personal, que intentó reflejar un estado de ánimo fugaz pero demoledor.
Por eso decía lo del amplio espacio de los micros, que no se le pongan barreras o topes.
Saludo
R.A.

MGJuárez dijo...

A mí me ha sorprendido lo lineal de este micro (lo cotidiano y el absurdo del día a día y de pronto... un flash de cordura, que te hace sentir lo insignificante que es todo). Me ha gustado, es simple, es real, sucede así, no hay mejor micro que el contiene nuestros pasos; sabemos el que acabamos de dar, pero un día el siguiente se quedará en el aire.

Un día, antes de salir a la calle, ves que llueve. Coges el paraguas, sales y lo abres. No te mojas. Pero te sientes un ser extraño y absurdo bajo la implacable lluvia. Son momentos de fugacidad extrema; sabes que desde otra dimensión todo se esclarece en una fracción mínima.

Muy buenos vuestros comentarios, me ha encantado la placidez, seguridad y respeto de vuestros argumentos.

Un saludo,
Montse.

Viridis dijo...

Creo que el autor ha querido resaltar el vértigo de la existencia (o su final) en la rutina diaria. Es como un salto al vacío. A mí me ha pasado algunas vez; estar haciendo cualquier cosa cotidiana y de repente sentir mareo al pensar que igual mañana a esa hora no estaré.
No sé. Creo que es un micro muy personal.
Un beso enorme.
(ya he vuelto al mundo de los adultos)

Jesús Contreras dijo...

Hola. Es un micro que, desde luego, me dejó pensando. ¿Será la rutina lo que le matará, será la muerte en sí? ¿O será el hecho de lavar platos lo que le dejé muerto algún día? ¡Esto último dependerá del número de platos que tenga que fregar, imagino!

Un saludo

Pablo Copola dijo...

Umh...No sé, podría haber sido cualquier otro momento...y el fin del mundo. Es una verdad de perogrullo, aunque quizás esté bien recordarla de vez en cuando para aquellos (todos nosotros alguna vez) que se olvidan y fantasean con la inmortalidad. Pero a este micro, humildemente, creo que le falta originalidad y magia.

El Doctor dijo...

Puedo entenderlo en toda su profundidad.Lo pueríl de nuestras tareas,de nuestras muchísimas tareas y al mismo tiempo tener la sensación que nos llegará el final.

Elena Casero dijo...

Algo se me escapa. Es lo que ocurre, a veces, con los microrrelatos.

Sinceramente, me gustan mucho má lo que tú escribes.

Arcángel Mirón dijo...

A mí también me provocó vértigo. Encuntro el vértigo en lo cotidiano que de golpe se convierte en irreversible, en inevitable.

Pedro Peinado dijo...

Este texto pertenece al libro "Parpadeos" y me parece precisamente eso, uno cierra el ojo un instante, confiado, y cuando lo vuelve a abrir todo, absolutamente todo, ha cambiado.

Un abrazo.

HLO dijo...

La muerte no es un agran acicate para realizar las tareas domésticas, vamos. Pero vivir entre la cochambre...

Miriam Márquez dijo...

Desde que lo leí no se me olvida este texto. Capta ese sentimiento de terror que tengo (tenemos todos, ¿no?) cuando, sin avisar, se me cae la venda de los ojos y entreveo la realidad. Afortunadamente, no ocurre muy a menudo y la venda suele regresar solita a su sitio.

Miriam Márquez dijo...

Desde que lo leí no se me olvida este texto. Capta ese sentimiento de terror que tengo (tenemos todos, ¿no?) cuando, sin avisar, se me cae la venda de los ojos y entreveo la realidad. Afortunadamente, no ocurre muy a menudo y la venda suele regresar solita a su sitio.