Tras una larga búsqueda, capturaron finalmente al inmortal, que fue sometido sin dilación a toda suerte de experimentos clínicos. En la rueda de prensa, los médicos dictaminaron perplejos que nada lo distinguía fisiológicamente del hombre común, salvo su temporalidad incesante. Hoy ocupa una tenebrosa celda del zoológico municipal. Y hordas de visitantes intentan matarlo cada día con inexplicable saña. Pero el inmortal persiste. Dicen que por las noches llora muy despacio en un rincón.
Microrrelato incluido en la antología Por favor, sea breve 2, recientemente editada por Páginas de Espuma.
Perillán
Hace 5 horas
29 comentarios:
Ya me he acabado el libro, qué textos tan buenos, entre ellos el tuyo, como ya te dije en la otra ocasión.
Qué suerte la nuestra ser simples mortales, querido Herman... qué suerte la nuestra...
Hay días,mejor dicho momentos, en los que quisiera que me fulminara un rayo y terminar con esta puñetera vida de una vez por todas y otros, sin embargo, en que la idea de la inmortalidad se me antoja absolutamente tentadora.
Que buen relato...
El viernes me haré con al antología.
Pero que buen aperitivo este micro.
Con nuevos significados con cada lectura y mucha, mucha profundidad.
Un saludo.
R.A.
Fabuloso; el miedo a la muerte que nos hace desear la inmortalidad junto con el odio, la envidia y la sinrazón que también llevamos dentro.
El relato es de lo más enriquecedor. Me interesa incluso, el hechod e que la ilustración de la entrada sea una fotografía de Keaton; un verdadero inmortal.
Qué tristeza.
Desde luego, de tan verdadero, asusta...
¡Qué terrible sino el del pobre hombre! No imagino peor condena.
Muy bueno
Buen relato,sin ninguna duda,amigo.Entro en esta Puerta Falsa y se me antoja que de falsa no tiene nada.Tienes un blog muy interesante.
Un saludo.
bonitos textos, no abundan por internet, sigue en ello..
Qué triste ser diferente... no pertenecer a las mismas hordas, ni seguir los mismos caminos.
Qué abuso de autoridad sobre otro ser... y qué desaprovecho de oportunidad para conocer sus experiencias, su visión de las cosas.
Espero poder conseguir pronto este libro.
Abrazos,
Montse.
Siempre he pensado que ser inmortal es más una desgracia que un don, por mucho que nos aterre morir. La inmortalidad nos haría sumamente infelices, porque comporta la mayor soledad de todas, y además sin fin.
Excelente relato, como siempre.
Un abrazo
Buenísimo. Estoy deseando tener ese libro entre mis manos!!!!
Manu: Debo confesar que aún no le he clavado mis dientes al libro (estoy esperando que me lo envíen). Pero tengo ya unas ganas que lindan con la locura.
Esther: La suerte y la desgracia se confunden en ocasiones, como bien sabes.
Anne: Te comprendo a la perfección. Uno se debate a menudo entre el deseo de cesar y el anhelo de seguir para siempre. Quizá acabemos todos locos.
Sinuosa: Gracias.
R.A.: Me colma de ilusión que hayas leído repetidas veces mi cuento fugaz. Eres muy amable.
Moreiras: Tú lo has dicho, miedo, envidia, sinrazón, tales son los carburantes de muchas conductas. Hay en el mundo demasiados cretinos. Más de mil (con permiso de Monzó).
Raúl: Me pareció que esta foto de Keaton ilustraba a la perfección el desvalimiento del inmortal. Gracias por tu visita.
Olga B.: Demasiada tristeza, sí. Tanta que uno no sabe dónde meterse.
Gemma: A mí también me asusta. Es preferible que los inmortales se mantengan siempre de incógnito, por si las moscas.
Araceli: Seguro que Kafka podría imaginar condenas peores.
Francisco: Bienvenido seas a esta casa azul. Tus palabras me complacen.
Jordim: No dudes que seguiré urdiendo pesadillas. Espero no quedar atrapado en ninguna.
MGJuárez: Desafortunadamente, la hostilidad es el único lenguaje que saben manejar algunos.
Elena: Ya nos indicó Borges los terribles inconvenientes de la inmortalidad. Celebremos por todo lo alto nuestra condición efímera. Gracias por venir.
María: Tu amabilidad es un regalo.
Me ha gustado mucho. Parece una historia sencilla, pero después de leído deja esa espiral de pensamiento de los buenos microcuentos. Enhorabuena
Excelente, Herman y triste.
Pobre hombre. La inmortalidad se le
convirtió en martirio. Ser diferentes motiva la ira...
Pienso que ser inmortales es una condena, un castigo. No poder descansar jamás, eternamente seguir la huella...No. no lo quiero.
Me ha encantado. Eres genial.
Un beso
BB
Qué bueno éste, Herman. Te deja sin respiración. Buffff.
Miguel: Desatar espirales de pensamiento o de emoción en los demás es uno de los mayores logros posibles de un microrrelato. Tus palabras me hacen feliz.
BB: Cuánto tiempo sin recibir tu dulce visita. Te echaba en falta. Me tienes mal acostumbrado con tanto elogio. ¿Cuándo abrirás ese blog que anhelamos? Por más que disimules, no se nos escapa que hay una escritora ahí detrás, agazapada como un felino al acecho. Gracias otra vez. Y besos también para ti, de los que cruzan el mar en un instante.
Hank: ¿Sin respiración dices? Ojalá fuese cierto. Me encantaría tener que facilitaros una botella de oxígeno tras cada narración. Sería una excelente señal. Siempre tan amable. Un abrazo.
Herman, Javier: Gracias por tus
amables palabras, pero se te ha
olvidado, que yo sólo "colecciono"
pianos???
Un abrazo
BB
Muy bueno, Javier.
:)
Excelente.
Besos!
musa
Bonito relato.
Excelente micro, Herman. De esos que te provocan un escalofrío en cuanto acabas de leerlo.
Creo que ya te lo dije en una ocasión: tu escritura, sin llegar a ser igual, me recuerda por momentos a quien te antecede en este blog, Ángel Olgoso, por lo depurado y exacto del lenguaje y por el gusto al género fantástico. No me cabe la menor duda de que no tardaremos en encontrar un libro tuyo en las librerías.
Talento, talento, aquí hay un palpable talento.
Muy, muy, muy bueno.
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