Llora en la celda el inmortal.
El tiempo, cansado, se detuvo ayer.
No vio la hormiga el precipicio.
Devora el caníbal al último hombre.
Soñé que soñaba que me dormía.
Drácula atracó un banco de sangre.
Adherido a la telaraña, espero resignado.
En vano intenta la muerte suicidarse.
Hombre-bala busca ansioso mujer-cañón.
Sueño que despierto en otro sueño.
El tiempo, cansado, se detuvo ayer.
¿Podría decapitarme más deprisa, por favor?
Érase una vez un colorín colorado.
29 comentarios:
¡El 3º es excepcional!.
Extraordinario ejercicio de concreción e ingenio, Herman. Todos, en general, te dejan esa sensación de perplejidad que exigen los micros, esa cara bobalicona con la mirada perdida que no significa que estés en babia, como pueda parecer, sino dándole vueltas al texto que acabas de leer o releer.
El del caníbal, que menciona Raúl, es buenísimo.
El del hombre-bala es el que tengo más dudas que sea un micro propiamente dicho, está en la imprecisa frontera que separa a veces el micro del chiste.
Sí me parece más logrado el de la decapitación. Además de provocar la carcajada (a mí me la ha provocado), te deja esa sensación de le que antes hablaba.
El que habla del suicidio de la muerte me ha recordado a mi abuelo, ese que, últimamente, no hace otra cosa que morirse.
Para no extenderme, resumo: bravo.
olvidé decirte que no te quería
¿que te chupe qué?
Supe hace años que no eres mi padre
No digas nada, abrázame
por seguir un poco con tu idea...
Mis favoritos:
"Devora el caníbal al último hombre."
Totalmente de acuerdo: es el mejor.
"Adherido a la telaraña, espero resignado."
"En vano intenta la muerte suicidarse."
"El tiempo, cansado, se detuvo ayer."
"Llora en la celda el inmortal."
A éste le hago dos lecturas:
- Si la condena no es a cadena perpétua, ¿llora igual?
Sería demasiado simple. Imagino que su "celda" es la vida. ¿Sí?
No sé... estoy espesa, hoy me han dilatado las pupulas y a lo mejor me llega el borroneo hasta el coco.
Llora en la celda el inmortal.
Devora el caníbal al último hombre.
Soñé que soñaba que me dormía.
Aherido a la telaraña, espero
resignado.
En vano intenta la muerte suicidarse.
Sueño que despierto en otro sueño.
El tiempo cansado se detuvo ayer.
Decirlo todo en seis palabras.
Y yo te felicito en seis.
BB
Y El capitàn trueno desapareciô una noche de Tormenta.
Erase una vez un Dràcula que en un vuelo arrebatado en busca de comida se dio de bruces con un hombre murciélago.
Lindo post, lindos cuentos.
Saludos
mundo onírico asoma tras "falsa puerta"
Hoy me sentí como Alicia atravesando un espejo. Te felicito,
Herman por tus constantes estímulos
de creatividad.
Saluditos
Merce
De acuerdo con Raúl. El del canibal y el de la telaraña me han parecido geniales. Y con seis, letras, que superan el del Monterroso y el dinosaurio
Con superan, me doy cuenta ahora, quiero decir que no superan. Que son menos palabras, lo que en hiperbreve significa más.
Bueno, tú me entiendes. Enhorabuena
Gracias, Raúl. Coincidimos. El del caníbal es uno de los que menos me disgustan.
Cuánto me alegra haberte provocado con estas súbitas ficciones esa sensación de perplejidad que tan bien describes, Viajero. Y de paso alguna carcajada. Así da gusto. En cuanto a lo que dices sobre la línea del hombre-bala, no puedo estar más de acuerdo: resulta más bien un chiste que otra cosa. Pero no puede uno evitar incurrir a veces en estos pequeños y triviales vicios del humor ligero. En cuanto al de la muerte que se suicida, es cierto que guarda algún paralelismo con tu excelente relato del abuelo que no deja de morirse. Celebro esta nueva coincidencia. Un abrazo y gracias por ser siempre tan amable.
Espero que esto de los cuentos microscópicos no sea contagioso, Larrey. Por el bien de todos.
Fascinado me dejas, Sinuosa, haciendo una doble lectura de mis seis palabras sobre el inmortal. En efecto, la condena es de por vida, y por eso llora. Aunque me encanta lo que apuntas de que esa celda triste pudiera ser la propia condición de inmortal. El tiempo incesante como prisión, la vida sin fin, que como Borges dejó escrito, puede ser la peor de las pesadillas imaginables.
Media docena de gracias, amiga BB.
Tu propio nombre, Eva luciérnagas y zarzamora, casi constituye un minicuento. Un saludo.
Me complace, Merce, hacerte sentir como Alicia tras el espejo. Siempre es un placer tu visita.
Me alegras esta turbia mañana dominical, Miguel. Gracias.
Hola, Herman, oye, me gustaría emplear algunos de tus cuentos en una clase de mi taller de micros, ¿me das permiso? Los incluiría en el apartado de propuesta de trabajo, por supuesto señalando tu autoría. ¿Me das permiso? Gracias, Patro.
Por supuesto, Patricia. Me siento muy honrado.
No vio la hormiga el precipicio, me parece, a mí, el más sugerente...
Quizás le faltaba a la hormiga creerse que era hormiga. La ignorancia es tan atrevida...
(Paso desde Miguel Baquero, lo pasamos muy bien con el último post)
Fantásticos!
bss
musa
Me quedo con el sueño y con el ùltimo si es para el concurso.
Saludos.
Muy buenos tus micros Herman, me gusta especialmente el de la decapitación, aunque todos tienen su punto.
Joder, qué buenos.
Aplausos.
Un derroche de neuronas, Herman. Ni en mil años pensando podría hacer otra cosa con seis letras que balbucear patochadas.
Me dejas flipado, tío.
Jajaja buenísimos!!
El primero me desesperó. No hay caso: la inmortalidad no es negocio.
Apapacho, Puche.
Llora en la cárcel el inmortal y En vano intenta la muerte suicidarse.
Son los que más me llaman la atención. De verdad que no se como lo haces para decir todo en seis palabras. Bueno si que lo sé, creo que lo llaman talento.
Un saludo
Que siga la serie!
Besos
Joder, qué buenos, digo yo también.
Me encantó el último, sobre todo. Y el del caníval, jaja. Y el de la muerte que no puede suicidarse porque ya está muerta. Y el del reo educadísimo. Y...
Arduo ejercicio éste que practicas...
Un abrazo
El del inmortal y el de la hormiga, son buenísimos. Solo leeré esas dos, las otras las dejaré para otro día que tenga más tiempo para leer. Je je je.
Te enlazo en mi blog.
Me encantan los microcuentos. El primero es devastador. Es increíble como puede decirse tanto y sugerirse tantas sensaciones con tan pocas palabras. Es un género maravilloso.
Un saludo
¡Qué buenos!
Yo me quedo con el tiempo cansado
Muy buenos, ¿son todos tuyos?
Javier te repito aquí el comentario que dejé en la nave de los locos. Tus microcuentos hablan por sí solos. Estremecimiento y fulgor condensados. Paradojas terribles. Y demostración contudente de que nada mejor que un buen micro para revelar que la vida es una elípsis.
Genial.
Un abrazo.
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