martes, 25 de noviembre de 2008

El gesto de la muerte


Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

Jean Cocteau (del libro Le Grand Écart)

Imagen: Amedeo Modigliani (Retrato de Jean Cocteau)

21 comentarios:

Castigadora dijo...

No se puede escapar de la muerte, ni a caballo, ni de ninguna manera, ella siempre encuentra el modo de alcanzarnos!
Tiene un plan y no sabemos con que trucos cuenta!

Un beso

Arcángel Mirón dijo...

Lo conocía, es fabuloso.

:)

Anónimo dijo...

hasta ahora no lo había entendido. qué torpe.
en fin.

un besazo herman

Carlos Frontera dijo...

Recuerdo haber leído este micro en una recopilación que Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo hicieran sobre el género fantástico. Siempre me provocó inquietud este cuento.

Donde cualquiera diría "la muerte es inevitable", va Cocteau y se descuelga con esto. Eso es maestría.

Javier Puche dijo...

Pese a Cocteau, seguro que existe algún modo de burlar a la distinguida dama. Sólo que nadie lo ha encontrado aún. Por eso hay que seguir pensando en posibles triquiñuelas, nunca se sabe. Gracias por el comentario, Castigadora.

Quizá, Lau, leíste el cuento en una mala traducción. A menudo, las traducciones negligentes nos impiden entender o disfrutar un texto con plenitud. No hay que culpar siempre a nuestro pobre entendimiento.

De ahí lo he sacado, Viajero. De la compilación que mencionas. Un libro imprescindible para todos los amantes del género fantástico.

Anónimo dijo...

Veo que no dejas escapar a nadie, supongo que impedir que nuestra materia gris no se despiste, es la única manera de saber que todo esto continúa.
Por cierto, si ves a la distinguida dama, le comentas que no me busque donde cree encontrarme, no sea que esté allí por casualidad.. y espero que no tenga ganas de buscarla yo. No es ninguna descortesía, simplemente que en esta vida me da pereza hasta eso.

Anónimo dijo...

Se han hecho tantas adaptaciones cinematográficas y literarias de este microcuento...

Besos orgiásticos

Raúl dijo...

Estoy contigo, seguro que hay un método para burlarla, la cuestión es no desfallecer en el intento y -paradójicamente- vivir lo suficiente para seguir intentándolo.

Elena dijo...

Uno de mis cuentos favoritos junto con una pintura de Modigliani. ¡Qué entrada tan deliciosa! No sé por qué esa historia me ha atraído siempre tanto, y además vuelve a mi vida periódicamente. El otro día la leía con mis alumnos de 3º y hoy la encuentro en tu blog. ¡Espero que no signifique nada!

Besos

Bárbara dijo...

Yo no lo conocía, qué bueno! Se me ha quedado cara de sorpresa (pero no quiero asustar a nadie...)

Anónimo dijo...

Recuerdo a tenor de este texto un cuento más desarrollado de Atxaga que también recogía esta historia que supongo llega de la rica tradición oral oriental. Te lo recomiendo, es más intentaré este fin de semana encontrarlo y te lo hago llegar. Muchas gracias por hacer eco de la misma, ya que recogen de forma muy pedagógica tramas que siguen hoy en vigor.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Este cuento me parece perfecto. Quitando de una cosa que nunca he acabado de entender. Al final del cuento repite dos veces muy seguidas Ispahan, afeando la forma. Cuando hubiera sido muy sencillo resolverlo con '... y debo tomarlos esta noche allí' o algo así.
Este cuento lo utilizó SM para una campaña publicitaria:
http://nakednoise.net/blog/?p=323

Este cuento es el primero que me acude siempre a la memoria cuando alguien me pide que le cuente un cuento rápido.

Felicidades por la elección.
Ginés

Nabucodonosor II dijo...

Esta es la primera vez que te comento, por lo menos con blog. Llevo algún tiempo siguiéndote y me gusta como escribes.
Por cierto, muy buen texto de Cocteau, es uno de los grandes.
Jaja, al final, hagamos lo que hagamos, nos va a pillar seguro!

Saludos!

Humanoide dijo...

Conocia el relato y es el tipo de relato que me pone furioso por su abyeccion e idiotez. Detesto las microhistorias tan obvias y estupidas. Y eso que cocteau me gusta... en fin... los buenos cuentistas son muy pocos, realmente.

un saludo.

Javier Puche dijo...

Agradezco mucho tu comentario, Víctor. Y espero que reincidas.

Te noto hostil, Humanoide. Sería estupendo que nos explicaras a todos con detalle por qué este relato, a mi juicio excelente, te resulta abyecto, obvio y estúpido. Quizá aprendieramos algo tras tu argumentación. Un saludo.

Javier Puche dijo...

Qué alegría saberte por aquí, amigo Jordi. Esta es tu casa. Espero que bajes pronto por Madrid y celebremos la existencia brindando con buen vino.

No tenía ni idea, Ella. Pero no me extraña. Haré por encontrar esas versiones que dices. Besos apolíneos.

Me alegra que coincidas conmigo, Raúl. Seguro que la muerte no es tan lista ni eficaz como aparenta.

Celebro haber acertado, Elena. A mí también me gusta especialmente la combinación Cocteau-Modigliani. Un saludo.

Bienvenida, Bárbara, a este falso lugar. Espero que regreses, con sorpresa o sin ella.

Gracias, Ca, por la información. Sería estupendo que me hicieras llegar el texto que mencionas.

Cierto, Ginés. Yo pensé lo mismo sobre esa redundancia final. Pero he respetado el texto tal y como aparece en la "Antología de la literatura fantástica", realizada por Borges, Bioy y Ocampo.
Te agradezco el comentario y la visita. Aquí tienes tu casa.

Filoabpuerto dijo...

La muerte se sabe, querido Herman, invencible, así es que malgastar ingenio para burlarla es ingenuo por nuestra parte... Para mí, lo verdaderamente ingenioso es hallar "vida" antes de que llegue la gran señora...aquello de "Hay VIDA antes de la muerte? je je

Abrazos

Merce

malditas musas dijo...

Es genial, lo había escuchado. Si todo parte en la vida de un mal entendido, si una interpretación es otra manera de morir, la escritura (y la lectura) nos salva de la nada.

bso
musa pensativa

Terapia de piso dijo...

La muerte a veces es una salvación.

José Roberto Coppola

Javier Puche dijo...

Buena observación, Merce. Debemos luchar encarnizadamente por llenar de vida cada gesto cotidiano. Ardua tarea.

Puede que la escritura no nos salve, Musa, pero al menos nos proporciona la sensación de multiplicidad, tan necesaria.

Una frase atroz la que nos brindas, Terapia. Y un apellido insigne el tuyo. ¿Tienes algo que ver con Mr. Francis Ford? Bienvenido en cualquier caso.

Francisco Ortiz dijo...

Lo conocía. Me caló hondo. Aterra un poco incluso.