domingo, 26 de octubre de 2008

Diestro y Siniestro



Esta es la historia de dos hermanos siameses, irremediablemente unidos por el costado. Diestro, el hermano bueno, ocupa la parte derecha del cuerpo doble. Siniestro, de perversa índole moral, la parte izquierda. Movido siempre por impulsos malévolos, Siniestro cometió desde niño múltiples fechorías, llegando a convertirse con el tiempo en un delincuente de renombre. Por su parte, Diestro no tuvo otro remedio que hacerse abogado, a fin de atenuar los problemas de su pérfido hermano con la justicia y garantizarle en todo momento una defensa consistente. La destreza como letrado que Diestro desplegaba ante los tribunales pronto le otorgó fama mundial. Por difícil que fuera el caso, todo delito fraterno quedaba finalmente impune. Hasta que un mal día, Siniestro intentó estrangular a Diestro con su único brazo, movido por la envidia. “Síndrome de estrés agudo”, alegó Diestro en el juicio.
De nada sirvió. Actualmente comparten celda.

Imagen: Hermanos Chang y Eng

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, me ha encantado.

Gemma dijo...

Jajaja, lo raro es que no se mataran antes el uno al otro.

;-)

Larrey dijo...

Muy original.
Por cierto, me encanta que en la verificación salgan cosas con relativo sentido: rises...

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Estupendo micro, Herman. Original forma de presentar el problema de la lucha entre el bien y el mal, que en el hombre tienen una misma raíz.
Enhorabuena.
(Saludos)

Raúl dijo...

La paradoja hubiera resultado total sí, enrevesando un tanto la historia, les hubieramos cambiado el nombre a los siameses; Diestro "el malo", Siniestro "el bueno".
Buen micro.

Araceli Esteves dijo...

Me gusta tu relato. Tal vez en el origen de los siameses esté la imposibilidad de abarcar en un mismo cuerpo esa dualidad que todos llevamos dentro.
La vida de los gemelos de la foto que has puesto, parece sacada de un relato fantástico:casados con dos hermanas,tuvieron entre los dos 22 hijos.Uno de ellos, alcoholizado, murió de un derrame cerebral y el otro dicen que murió pocos minutos después, de miedo.

malditas musas dijo...

menos mal que no lo mató, mirá que cargar con un muerto ¡preso!

mi admiración,
musa

Anónimo dijo...

Nos da risa, pero..., jo... Sólo de imaginarme pagada a mi vecina del cuarto..., con lo que larga la tía...
Tremendo.

Muy bueno.

Filoabpuerto dijo...

Derrochas imaginación "a diestro y siniestro", Herman.


Me han encantado tus dos criaturas. Hacen una “esquizofrénica simbiosis” fabulosa.


Pásate por Filoabpuerto “pa” contagiarnos tu creatividad ¡Te espero!

Merce

Javier Puche dijo...

Cierto, Mega. Demasiado tiempo aguantaron en aparente armonía estos dos (¿o es uno solo que se bifurca?).

Larrey, Antonio: Gracias de veras.

Quizá sea demasiado alambicada la variante que propones, Raúl. Pensaré en ello.

Amiga Pasado: Ignoraba por completo estos datos que nos brindas sobre la biografía de los inseparables Chang y Eng. Helado me dejas.

Tú lo has dicho, Musa. Menos mal. A saber qué habría hecho Siniestro con el cadáver adherido de su hermano.

Suerte tienes, Sinuosa, de no llevar perpetuamente pegada a tu vecina del cuarto.

Agradezco mucho tus desaforadas loas, Merce. Prometo acudir a tu página con mayor frecuencia

Hank dijo...

Una maravilla, Herman. Me dejas flipado... beodo, vamos.

Pero qué bueno, joder.

Javier Úbeda Fernández dijo...

Muy bueno, sí señor...

Carlos Frontera dijo...

Estupendo relato, Herman. Te manejas muy bien en el género fantástico y de terror, no cabe duda, con una carga de humor negro además.

Me imagino la vida tan desconsolada que ha debido llevar Diestro, testigo obligado de las fechorías de su hermano, intentando reconvenirle, en vano, en la penumbra del dormitorio; y el aburrimiento de Siniestro, abocado a escuchar las tediosas peroratras de Diestro, tanto en el dormitorio como en los juicios.

Bravo.

Javier Puche dijo...

Gracias de corazón, amable Hank, por tan alentadores comentarios. Me alegras la tarde.

Aquí tiene usted su casa, Señor Úbeda. Bienvenido sea.

Eres muy generoso, Viajero, en tus apreciaciones. Ojalá tuvieras razón. Gracias en cualquier caso.
Me ha encantado recrear, a partir de tu breve esbozo, el calvario cotidiano que debieron sufrir estos ficticios siameses. Pobres diablos.
Un abrazo

Arcángel Mirón dijo...

Siempre me llamó la atención que la parte izquierda sea "siniestra".

Yo soy zurda.
Interpretá lo que quieras.

:)

Hiperbreves S.A. dijo...

Buenísimo. Me ha encantado y volveré a este blog en el futuro, te lo aseguro. Como sabes lo que te haces con las letras y somos compañeros y competidores en la categoría de ficción, sólo voy a pedirte 20 segundos de tu vida para que accedas a mi blog http://www.hiperbreve.blogspot.com y leas alguna de mis pequeñas historias. Si en conciencia piensas que podría merecer tu voto, adelante. Si no, me basta con que me dejes un comentario sobre lo que hayas leído. Muchas gracias.

Castigadora dijo...

Todos en el fondo somos buenos y malos, existe una parte de nosotros que no queremos ver (algunos es la mala y otros la buena)pero debemos acarrear con las dos, cuando una de ellas toma el control, sólo puede dar lugar a la asfixia.

Un relato sumamente original

Besos

Anónimo dijo...

Iba a decir algo así como "menudo par", pero no sirve.
Qué horror: dos cabezas y un único cuerpo, con los quebraderos que proporciona una solita.

Besos orgiásticos

Elena dijo...

Al final parece que el lado oscuro sale ganando, para desgracia de los que están al otro lado...

¿ya te he dicho que me encantan tus relatos? Soy medio adicta, tengo que admitirlo.

Un saludo

Javier Puche dijo...

Pese a ser zurda, amiga Gilda, no eres nada siniestra. Un beso.

Buenas, Raúl. Visitaré tu blog en cuanto hilvane estas líneas.

Lúcida paráfrasis, Castigadora. Otro beso.

Sin duda, un horror, Ella. Bastante tenemos ya con una chorla.
Besos equidistantes.

La semi-adicción es mutua, Elena. Yo también soy medio adicto a tus reseñas. Gracias y un saludo.

Juan Duque Oliva dijo...

Muy fuerte, gran relato

Anónimo dijo...

¡Hola, Herman!

Anónimo dijo...

Sinu, pues no te imagines lo que no debes y ríete, mujer.

Yo no he podido, ni querido, evitar la risa. Es muy ¿visual?
Está bueno, herman

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