miércoles, 2 de enero de 2008

Descripción del mar



El sol no ha salido en todo el día. Cae sobre el mar una lluvia constante y lánguida. No hay olas ni pájaros. Flotan en el agua diversos objetos (un libro, una cruz de madera, el retrato de un niño). A lo lejos, una barca sin tripulantes navega a la deriva.

Fotografía: Sergio Blecua

13 comentarios:

Arcángel Mirón dijo...

Es desolado.

Sin embargo, acá hoy es todo lo contrario (abunda el sol, demasiado para mi gusto) y también parece un desierto. Las soledades se parecen.

Javier Puche dijo...

Tanto la fotografía como el texto representan un paisaje interior. Cuando el ánimo está enfermo, el sol desaparece indefinidamente. Y el frío y la oscuridad lo invaden todo.

Olga Cánovas Galindo dijo...

Es la percepción del estado del alma y aunque nos crea angustia es un instante más de nuestra vida, hasta que sin darnos cuenta aparecen la luz y el calor de nuevo.
Bonito blog
Un saludo

Javier Puche dijo...

Bienvenida, espectadora. Coge una falsa silla y déjate llevar.

AB dijo...

Y sin embargo, la barca sí tiene tripulantes. Soy yo, que con olor a perro mojado me escondo de los destellos del inframundo que, disfrazado de diciembre, se me echa encima. No se lo digas a nadie.


P.D. El bebé ha vuelto a montar el puzzle.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Me ha impresionado la foto y la lectura. He recordado imágenes muy lejanas de mi niñez.
Paso por aquí por vez primera y supongo que lo haré más continuo, si no te importa.
Saludos desde un paisaje andaluz

malditas musas dijo...

Por la ventana hay paisaje de lluvia. Tu espacio me devuelve una ventana idéntica. Ahora un escalofrio me recorre y siento la humedad pegada a los ojos, como presagio de la gente a la derviva que nunca conoceré.

Me gustan tus tejidos de agua.
besos
musa

Javier Puche dijo...

Prometo no decirle a nadie que te cobijas en esa barca sin rumbo, Dl Fayette. Mi más desolada y cordial bienvenida.
P.D.: Ese díscolo bebé no puede estarse quieto.

Será un placer, Casa encendida, que visites de nuevo esta casa apagada. Quizá la ilumines un poco.

Gracias, Musa, una vez más por tus siempre cálidas palabras. Provoca melancolía pensar por un instante en toda la gente valiosa que nunca conoceremos. Gente del pasado, del presente y del futuro. Habremos de conformarnos con intuir a esa gente o imaginarla. Besos para ti también.

Anónimo dijo...

Hoy me apetece ver la botella medio llena, Herman: un sol que no sale no puede ponerse. Tal vez se esté reservando para una gran ocasión en la que brillará como nunca antes lo había hecho. Y también voy a preferir hoy que la barca que navega a la deriva no lleve tripulantes. Ya somos demasiados náufragos.

Besos orgiásticos.

PD: Soy yo quien te agradece a ti que tu puerta falsa enlace con mi bacanal. Gracias a ello descubrí este rincón tuyo.

Viridis dijo...

Es mi primera vez, y las manos no aciertan con las teclas. Sólo quiero decirte que ese día también llovía en mí. Exquisita melancolía que nos baña en silencio.

Javier Puche dijo...

Me ha hecho gran ilusión, Ella, descubrir hoy tus amables comentarios. No he leído aún "Las ciudades invisibles", pero Calvino me encanta. Prometo hacerlo en breve. Qué alegría que te guste todo esto.

Y para ti, Viridis, un beso de bienvenida.

Gemma dijo...

Pocas veces la calma que sucede a la tempestad puede resultar tan desoladora e inquietante como se presenta en tu relato.

Un fuerte abrazo desde la otra orilla.

Juan Manuel Macías dijo...

Buena imagen y rotundo símbolo. La despiadada inocencia del mar y la melancolía de los objetos humanos. me ha gustado. Un saludo.