El paraíso perdido, dice Cecil Manning, está en la imaginación angustiada de algunos monos amazónicos que lloran día y noche la desgracia de llegar alguna vez -en la imparable declinación de las especies- a ser homínidos. Las señas maliciosas y torpes que se intercambian en ciertas peleas parecen referirse a la condición de hombre. Muchos de estos simios se niegan a reproducirse, languideciendo en una apática sucesión de amaneceres y ocasos a los que son indiferentes, en tanto otros observan cuidadosos a sus crías, a las que dan muerte al primer destello de inteligencia.
Rafael Pérez Estrada (del libro Cosmología esencial)
Querencias
Hace 1 día
1 comentario:
Hola Javier, he descubierto tu trabajo hace poco y quería no sólo felicitarte sino también hacerte un par de preguntas que espero puedas responder si no te importa, claro. La primera:
¿qué le recomendarías a alguien que está a punto de cumplir veintidós años y cree no tener ninguna vocación?
Y la segunda cuestión:
¿cuándo fue la última vez que bailaste? ¿dónde? ¿por qué?
Saludos
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