-¿Quién eres?
-Soy el guardián de esta puerta, por donde nunca entrarás,
salvo que me expliques satisfactoriamente qué diablos significa tu relato Ante La Ley. Las altas esferas sospechan
que encierra una crítica al sistema judicial. Lo cual sería intolerable.
-¿Y si me niego a hacerlo? -repuso Kafka con desdén.
-En tal caso, tu condena será infinita. Nunca tendrás acceso
al siguiente guardián, que carece de oídos.
Ambos callaron. Desde entonces, Kafka yace en el suelo e
intenta dormir.
2 comentarios:
Genial, Javier. Kafka también aplaudiría ;)
Besos.
Gracias, Cristina. No sé yo si Kafka aplaudiría, pero me alegra que lo pienses. Besos.
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