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Culpable
De nada sirvieron
las triquiñuelas retóricas de su abogado. Ni las horas que su anciana madre
robó al sueño para pedir clemencia a los dioses. El reo no pudo escapar del
veredicto que tanto temía. Fue declarado culpable.
Y condenado a prisión en un laberinto de alta seguridad, construido
expresamente para él sobre un yacimiento de metales radiactivos. El destino
siempre fue implacable con su estirpe anómala. Nadie quiere tener
cerca un minotauro. Aunque sea inocente e irradie bondad.
3 comentarios:
Pobrecillo. Al menos alguien escribe sobre él, y además lo hace estupendamente. Yo me lo quedaría, mira tú ;)
Besos, Javier.
Yo también me lo quedaría, Cristina. Pero sería un problema sacarlo a pasear, supongo.
Un abrazo grande.
El hombre siempre ha sido cruel con el animal, aunque sea mitológico y mitad humano. Demos gracias, que no lo torearan, al menos. Qué majo el minotauro. Saludos!
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