Cupido irrumpió revoloteando en la sala. Llevaba
birrete y una volátil toga negra que resaltaba cromáticamente sus alas de
marfil. Un pañuelo ancestral le cubría los ojos. No obstante, atravesó de un
disparo certero los corazones de la abogada y el fiscal, letrados jóvenes que
ese día debutaban como adversarios en el ejercicio de la jurisprudencia. Aquello
fue amor a primer litigio. Suspendido en el aire como un colibrí, y apartándose
el pañuelo levemente, Cupido contempló con orgullo su obra. Abogada y fiscal,
heridos de pasión, ya no discutían sobre derecho civil, sino que intercambiaban
besos febriles ante el clamor del público. Tras oficiar in situ la boda, el juez ordenó la detención inmediata de Cupido,
quien no cesó de proferir palabrotas mientras dos policías lo esposaban,
requisándole las flechas. Hoy cumple condena en una prisión de alta seguridad,
acusado de múltiples delitos románticos. Fuera, las parejas languidecen.
Imagen: Roy Lichtenstein (The kiss)
10 comentarios:
Pobre alcahuete. Desde luego este narrador tiene razón dado lo breve que son ahora los matrimonios. Me gustó la entrada en escena, atrapa.
Genial ese final, y la mezcla de símbolos.
Besillos
Ximens, no quiero ni pensar la suerte que correrá el díscolo Cupido en la cárcel.
Esther, pobres parejas, aunque igual Cupido sobraba.
Mita, gracias. Me alegra que te guste. Besos de vuelta.
Cupido siempre sobra. Procure que cumpla íntegramente su condena. De lo contrario, medio mundo no se hablará con el otro medio. Y eso sería una triste pena.
Que no cunda el pánico. Ya tengo un plan trazado para sacar al pobrecillo de la cárcel. No podemos permitir que el amor deje de ser ciego e ilógico. Eso sería el fin del romanticismo. Ya os haré llegar los detalles de mi plan.
Kisses
P.D.: Por cierto, Jes dice que le encanta la imagen que has elegido, es una de su favotitas.
pobre Cupido, todo se lo achacan a él
Jaja..."el amor es un ingrato, que te eleva por un rato" (arjona, que horror)Buen post. un poquitin cursi. sAludos
Alguien pagará la fianza, tenlo claro. Y reincidirá, lo conozco bien y no creo en su reinserción (ni falta que hace;))
Saludos.
Me encanta eso del público aplaudiendo... El amor como arrebato, como condena, como algo por encima de nuestras fuerzas, como enagenación... Ese creo que es el amor que nos gusta: el estado de idiotez transitoria que decía Ortega... creo.
Jo, qué bueno, te lo dice una jurista!!!
Me gusta lo del "ejercicio de la jurisprudencia"!
Abrazos
Publicar un comentario