Perseguido por tres libélulas gigantes, el cíclope alcanzó el centro del laberinto, donde había una clepsidra. Tan sediento estaba que sumergió irreflexivamente su cabeza en las aguas de aquel reloj milenario. Y bebió sin mesura ni placer. Al apurar la última gota, el tiempo se detuvo para siempre.
(Texto finalista en el IV Concurso de Microrrelatos Caja de Ávila)
Imagen: fotograma de 2001: A Space Odyssey (Stanley Kubrick)
13 comentarios:
Ojalá tuviésemos clepsidras por doquier y así poder detener el tiempo cada vez que quisiéramos: en la caricia de tu hijo, en la mirada de tu amante, en el reflejo del espejo, en la nostalgia del alma,....
Besos
Enhorabuena, un micro extraordinario
Saludos!
Enhorabuena, Javi. La imagen que nos planteas es muy poderosa y el final desasosegante.
Abrazos
Excelente, Javier. Mi enhorabuena. Por cierto, clepsidra es una de mis palabras favoritas.
Los minutos son gotas de vida que se esparcen entre los dedos; una alegoría un tanto zen. Buen relato.
Reloje, monstruos y laberintos... realidad pura y dura;-)
Enhorabuena.
Decidido, para mi cumpleaños quiero una clepsidra. Con un poco de suerte no cumpliré más años!
Muy bueno el micro, Javier, y gracias por regalarme esta palabra tan chula...:)
Un abrazo
Bellísima la imagen de la clepsidra.
Enhorabuena, Javier.
Abrazos
El microcuento es buenísimo y sobre todo muestra que eres un gran amante de las palabras. Sin eso es imposible escribir. Enhorabuena
Viridis, ojalá. Detener el tiempo molaría. Pero solo un rato.
Patricia, me alegra que te guste.
Jesus, todos hemos sido alguna vez ese cíclope. Gracias.
Marcos, me pasaría la vida entera diciendo clepsidra. Igual lo hago. Un abrazo.
César, el tiempo es agua. Pero todos ganaríamos si fuese vino moscatel.
Olga, nada como unos monstruos para animar el cotarro. Besos.
Kate, hablando de cumpleaños, hoy es el mío casualmente. Me he bebido ya varias clepsidras. Pero no hay forma de parar el tiempo, esa máquina funesta. Gracias por venir.
Gemma, muchas gracias. Celebro que te guste la imagen. Besos.
Miguel, adoro ciertas palabras. Clepsidra, laberinto y libélula, por ejemplo. Gracias por venir.
Enhorabuena!!!! El relato lo merece. Y tú te lo mereces.
Un abrazo.
Hola, Javier. Soy profesora de Lengua y Literatura. Acabo de leer tu microrrelato y me ha encantado. Con tu permiso, lo pongo como ejemplo e inspiración para mis alumnos en mi blog. Gracias.
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