lunes, 7 de diciembre de 2009

El niño al que se le murió el amigo

Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo, al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre: "El amigo se murió. Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar". El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. "El volverá", pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar. "Entra niño, que llega el frío", dijo la madre. Pero, en lugar de entrar, el niño se levantó del quicio y se fue en busca del amigo, con las canicas, el camión, la pistola de hojalata y el reloj que no andaba. Al llegar a la cerca, la voz del amigo no le llamó, ni le oyó en el árbol, ni en el pozo. Pasó buscándole toda la noche. Y fue una larga noche casi blanca, que le llenó de polvo el traje y los zapatos. Cuando llegó el sol, estiró los brazos, y pensó: "Qué tontos y pequeños son esos juguetes. Y ese reloj que no anda, no sirve para nada". Lo tiró todo al pozo, y volvió a la casa, con mucha hambre. La madre le abrió la puerta, y dijo: "Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido". Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.

Ana María Matute (del libro Los niños tontos)

19 comentarios:

Administrador dijo...

grandísima Ana María Matute, cómo disfruto este libro de niños con final fatal...

Feliciti dijo...

Ya lo había leído, es sencillamente precioso, y cuánta sabiduría encierra.

Un placer.

LA ZARZAMORA dijo...

Ese texto está en los libros de texto y comentarios aquí como relato iniciático.
Es sencillamente, bello.

Saludos

BB dijo...

Pienso que a ese niño se le murió
el amigo y la inocencia.
Hermoso relato, Manu.
Besos
BB

BB dijo...

oops, Javier, te dije Manu...
Bueno, los quiero a ambos.
BB

Javier Puche dijo...

Pat: compartimos admiración. Ana María Matute hace milagros con humildad. Deberíamos leerla siempre.

El viejo: una alegría tener por aquí a personas tan longevas. Espero verle otra vez.

Sr. fotógrafo: no dude en autopromocionarse en mi blog si lo desea. Ah, disculpe, que ya lo ha hecho.

Eva Zarzamora: bello y más cosas. Que la belleza no lo es todo (aunque a veces juegue a serlo).

BB: Manu, Javier, Herman. ¿Qué importancia tiene mi identidad? Gracias por venir.

Elena dijo...

Un relato de esos que se quedan dando vueltas en la cabeza. El sufrimiento es el primer paso para perder la inocencia, pero a la vez nos hace crecer más fuertes como personas. Por desgracia, es un aprendizaje necesario.

Un saludo

Juan Carlos Márquez dijo...

Este cuento es una maravilla, se mire por donde se mire. Es un organismo vivo, que crece con cada nueva lectura.

Gemma dijo...

El libro entero da vértigo de tantas soledades infantiles como atesora.
Un beso, Herman

Raúl dijo...

Lo has diho tú mismo en uno de los comantarios; esta señora hace milagros con humildad.

Esther Cabrales dijo...

la princesa vieja

Maria Coca dijo...

Un relato con mucho trasfondo. Ana María Matute es toda una maestra a la hora de contar una historia.

Un abrazo.

Miguel Baquero dijo...

Qué grande es Ana María Matute, más grande todavía cuando escribía cuentos ambientados en la infancia (que no infantiles). Una Escritora de verdad. Este cuento es muy suyo, o lo que es lo mismo: muy bueno

Pablo Copola dijo...

Qué hermosa metáfora, gracias por compartirla.

Francisco Ortiz dijo...

Buen ejemplo de las historias en que aparecen niños de la gran Ana María Matute, que, como poco, pone un nudo en la garganta.

Unknown dijo...

Desde la primera vez que lo leí este micro me pareció conmovedor y cruel como la vida misma. De esos textos que uno sueña con emular algún día. Gracias Herman por recordármelo.

Manu Espada dijo...

Un texto precioso.

Libros Gratis dijo...

Simplemente, precioso. Gracias por compartirlo pues lo desconocía. Muy bueno la verdad.

Xuan dijo...

Muchas gracias por tus palabras.

Qué grande es este relato. Hay unos pocos más por los que merece la pena comprarse el libro.