-Ah -dijo el ratón-, el mundo es cada día más pequeño. Primero era tan vasto que me daba miedo, entonces seguí corriendo, y era feliz porque al final, en la distancia vi muros a derecha e izquierda; sin embargo, estos largos muros se acercaban tan velozmente unos a otros que enseguida me encuentro en la última sala, y allá en el rincón me espera la trampa en la que voy a caer.
-Tienes que cambiar el sentido de tu carrera -dijo el gato, y lo devoró.
Franz Kafka
Imagen: Andy Warhol (Retrato de Kafka)
11 comentarios:
pez
¡Pobre ratón! Mira que enterarse de cómo escapar de allí y ser devorado justo después... Ironías de la vida.
Esta fábula sólo podía ser de Kafka.
Un saludo
Hola, yo (o tú, según se mire). Mi respuesta es océano. A ser posible de noche.
Tú lo has dicho, Elena. Sólo Kafka podía haber escrito semejante pesadilla.
No la conocía. No leo mucho de Kafka.
Primero experimenta libertad? luego la vida le va cortando las salidas y al final, el final de todo, no?
Como la vida misma
Saldudos
No conocía ese hiperbreve de Kafka. Esos muros qu se acercan y estrechan son indudablemente suyos
Una sola vez lo había leído, pero no sabía que era de Kafka. Muchas gracias por el recuerdo!
Saludos,
Cruel enseñanza, kafkiana enseñanza.
Ese ratón ya andaba metamorfoseado y perdido entre los dédalos del "Castillo".
Un abrazo, Herman.
Grande Kafka. Gracias Herman, no la conocía.
Sí, sólo él podría haberla escrito.Es sencillamente magnífica.
Como estupendos los cuentos de Quim Monzó que tienes entre manos.
Un saludo
Nacer para Kafka fue eso, caer en la trampa.
Enhorabuena por el blog.
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