sábado, 6 de junio de 2009

Meditación del vampiro

En el campo amanece siempre mucho más temprano.
Eso lo saben bien los mirlos.
Pero tiene que pasar un buen rato desde que surge la primera luz hasta que aparece definitivamente el sol. Manda siempre el astro en avanzadilla una difusa claridad para que vaya explorando el terreno palmo a palmo, para que le informe antes de posibles sobresaltos o altercados. Luego, cuando ya tiene constancia de que todo está en orden, tal como quedó en la tarde previa, se atreve por fin a salir. Su buen trabajo le cuesta después recoger toda la claridad que derramó primero. Por eso se ve obligado a subir tan alto antes de caer, para que le dé tiempo a absorber toda esa luz y no dejar ninguna descarriada cuando se vuelva a hundir por el oeste.
Luego en el campo, paradójicamente, se hace de noche también muy pronto.
Los mirlos apagan sus picos naranjas y se confunden con el paisaje.
Y agradecido yo, me descuelgo y salgo.

Hipólito G. Navarro (De Los últimos percances)

16 comentarios:

Doctor Pretorius dijo...

A todas luces, un pequeño milagro verbal.

Arcángel Mirón dijo...

Qué buen texto. ¿Es parte de una novela?

Javier Puche dijo...

No, Gilda. Es un microcuento perteneciente al libro "Los últimos percances", editado por Seix Barral en 2005. Recientemente, la editorial Páginas de Espuma lo ha recuperado para la antología "El pez volador", volumen donde no cesan de ocurrir milagros. Y añadiré que "Meditación del vampiro" también forma parte de la recopilación "El microrrelato en Andalucía", último número de la revista almeriense Batarro, que acaba de ver la luz (hablaré de ello en la próxima entrada del blog).

Carlos Frontera dijo...

Bueno, Herman, podría decirse que Gilda no va del todo desencaminada. Este micro de Hipólito tiene una historia curiosa. Antes de escribirlo, escribió una novela, “Las medusas de Niza”, en la que, casi al final, se encuentra el texto del micro casi al completo, exceptuando los dos últimos párrafos (en la novela, entre “Eso lo saben los mirlos” y lo que sigue en el micro, intercala otros párrafos –que nada tienen que ver con vampiros).

Si la memoria no me falla (cosa que ocurre a menudo), una vez le oí contar a Hipólito que el micro en cuestión se le ocurrió tras una de las presentaciones de la novela, en la que se le acercó una mujer y le comentó que había encontrado en la novela un micro estupendo, y le señaló la parte de “En el campo amanece...”, tras lo cual a Hipólito se le presentó el cierre del micro: los vampiros.

Un micro excepcional de uno de los escritores que más admiro.

Javier Puche dijo...

Gracias, Viajero. Ignoraba estos entresijos genealógicos del cuento. Creo que Gilda no podrá quejarse de lo bien que estamos contestando a su pregunta. Un abrazo.

Miguel Baquero dijo...

Es una experiencia maravillosa el amanecer y el anochecer (sobre todo el amanecer) en un bosque. Veinte o treinta minutos inolvidables. Quien lo haya vivido, nunca lo olvida, yo creo. Deslumbrado por este amanecer, no me he dado cuenta al principio de que se hablaba en clave vampírica. Culpa mía, que soy muy impresionable

Sinuosa dijo...

A mi me pasó lo que a Baquero: que no leí el título (como siempre, aggg). Estaba tan embelesada con lo narrado que lo de menos fue quien lo contaba.
Es buenísimo.

Esther Cabrales dijo...

Sus cuentos son como su rostro.

BB dijo...

Realmente precioso el texto y
yo tambièn me fui, de la bella
palabra, en pos y por un tris,
no quedè colgada junto al vampiro.
Preferì recogerme con los mirlos.
Me tienen cautivada estos micros. Y, por supuesto, don Hipòlito
Navarro.
Hermosa escogencia, Herman.
BB

Raúl dijo...

El silencio de los mirlos, el despertador de los vampiros.
Un muy buen micro, sí señor.

Castigadora dijo...

Que bello texto. El despertar del día. ME gustó como lo recrea

Saludos

Pablo Llanos dijo...

Acabo de empezar con "El pez volador" que precisamente comienza con este relato.

Espero disfrutarlo. Un saludo.

Manu Espada dijo...

Leí este cuento hace poco en "El microrrelato en Andalucía", creo que fue ahí, soy muy malo para retener títulos, y me encantó. Pero el que más me gustó fue el de un alumno del taller que había escrito sobre unas criaturas extraterrestres que tenía en un terrario y pasaban por la Edad de Piedra, la Edad Media, etc., hasta llegar a hoy en día.

Javier Puche dijo...

Nunca he tenido esa experiencia, Miguel. Tras leer tu comentario, procuraré tenerla sin dilación.

Sinuosa: Copia cien veces en la pizarra "Quizá debería leer los títulos". O mejor no lo copies.

Hola, Esther. Ya lo insinuó Borges: toda obra artística va dibujando secretamente el rostro de su autor.

Supongo, BB, que hiciste bien eludiendo al vampiro.

Me alegra que te guste, Raúl. Hipólito es casi siempre deslumbrante.

Cuánto tiempo, Castigadora. Celebro tu visita.

Seguro, Pablo, que "El pez volador" va a regalarte numerosos momentos de felicidad.

¿No recuerdas, Manu, el título de ese cuento que te gustó, o el nombre de su artífice? Sería genial leerlo. Un abrazo

Manu Espada dijo...

Creo que tengo el librillo en casa, a ver si lo encuentro entre tanto papel desorganizado y te lo paso.

Francisco Ortiz dijo...

Un texto de calidad, sin duda. Ideal para ser releído. Y que se engancha fácilmente a la memoria.