domingo, 8 de marzo de 2009

Retrato de mujer sentada


Ella se basta,

nada desea

salvo el orgullo de ver siempre claro

hasta dejar de ver.

(Fernando Pessoa)

La señora Agustina era una vieja repulida y cegata, que no se cansaba de ser buena todos los días del año, se cambiaba de sayas por lo menos una vez a la semana, se recogía el pelo en un moño tieso y atrevido y parecía no ver a nadie a través de sus gruesas lentes, que le agrandaban los ojos, como en un acuario, y le ponían en la cara un gesto de asombro permanente. A las seis de la mañana en verano y a las ocho en invierno, ya estaba sentada a la puerta de su casa, en una silla baja de anea. Había tenido cinco hijos, que la fueron abandonando poco a poco, en un continuo chorreo de desgracias próximas y noticias lejanas. Del marido ya ni se acordaba. Pero la señora Agustina seguía allí sentada, inmóvil, indiferente, con su bondadosa cara de plácida resignación, inmutable a las ausencias y al discurrir de las decepciones. Los que pasaban la saludaban con un movimiento de cabeza o con una palabra amable de reconocimiento, a lo que nunca contestaba. Después de muchos años, los vecinos se dieron cuenta de que estaba completamente ciega, además de sorda, lo que no sorprendió a nadie por la inexorable usura del tiempo y su poca vista de nacimiento. Que además estuviera muerta, les pareció a todos de lo más natural.

Luciano G. Egido (Del libro Cuentos del Lejano Oeste)

Imagen: Luciano G. Egido (caricatura de Gusi Bejer)

17 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

La verdad es que no me ha gustado mucho. Comparado, por ejemplo, con tus dos cuentos anteriores, el de la marioneta (cojonudo) y el del autor que apaga el fuego de la escena, es una birria de cuento.

Anónimo dijo...

Pues a mi me gusta mucho este cuento. Ya lo había leído cuando Mateo de Paz te lo puso en el comentario del Imsomnio (que por cierto no me gustó nada, tú los tienes mucho mejores). Pero aquí estáis a la par, jejeje.

Saludos.

Anónimo dijo...

No me parece un mal cuento,
solamente, que no es de los
mejores de Luciano Egido.
No sé por que me recordó a uno
excelente escrito por William
Faulkner, A rose for Emily,
porporciones guardadas.
BB

Anónimo dijo...

Corrijo: Me recordó a uno,
excelentemente escrito...
BB

Gemma dijo...

A mí me parece, en cambio, muy logrado. Describir como hace Egido a una pobre vieja con mirada de asombro que ha tenido 5 hijos pero que a estas alturas de la vida se limita tan sólo a ver pasar el tiempo emboscada tras sus lentes, no menos ignorante ella de la existencia de los demás que éstos de la suya, sin lirismo ni épica que valga, ni aderezos de ningún tipo, me parece de un gran acierto.

Abrazos

Gemma dijo...

Y es que llevaba mucho tiempo muerta en realidad, tal como desvela el microrrelato. Cabría preguntarse si, ante tanta indiferencia como muestran los vivos, no se hallaban éstos, en realidad, igual de muertos...

Filoabpuerto dijo...

El cuento llega, Herman, con toda su tristeza a nuestra sensibilidad.

La imagen de esta pobre Agustina, iba a decir "Angustias", igual hasta le va más el nombre y todo... La imagen de esta "Angustina" me produce mucha tristeza y me pone en contacto con tantas y tantas vidas que pasan sin pena ni gloria y tan desapercibidas que, hasta un día mueren y nadie percibe ese "pequeño detalle"

Gracias por aportarlo, se aprende mucho en este espacio que nos brindas tras tu falsa puerta.

Un abrazo

Merce

Laura Escuela dijo...

es un cuento estupendo, Herman. Gracias por hacerlo llegar.
uN BEsazo.

tengo ganas de leerte a ti

Javier Puche dijo...

Una pena que no te haya gustado en exceso, Miguel. Quizá debas leerlo no tanto como un relato (con planteamiento, nudo y desenlace) sino más bien como un retrato. A mí me parece que como retrato es colosal. Y gracias por tus desmedidos elogios hacia mis criaturas.

Compartimos preferencia entonces, Sinuosa. Aunque también me gustaba el cuento de Piñera, como te dije. Besos.

No conozco ese cuento que mencionas de Faulkner, amiga BB. Le seguiré la pista.

Absolutamente de acuerdo en cuanto dices, Mega. Un fino análisis el tuyo. Saludos afectuosos.

No hay de qué, Merce. Me congratula compartir estas diminutas piezas con todos vosotros. Otro abrazo para ti.

Siempre tan encantadora, Lau. Espero ofrecerte en breve algún relato de mi invención.
Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Herman: A rose for Emily fue el
primer cuento corto publicado
de Faulkner. Lo recordé, sin
tener en realidad, similitudes.
Es más bien una historia que
linda con el horror. Sin embargo,
hay algo en esa mujer sentada,
muerta, sin que nadie se percate,
que me lo trajo a la memoria.
Vale la pena leerlo. Se publicó
en 1930 y está considerado como
uno de los mejores cuentos cortos
del siglo pasado.
También me gustan mucho tus
propias "criaturas".
BB

Carlos Frontera dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Herman: como retrato, magnífico. Resaltaría cómo, en muy pocas palabras, el autor ha sido capaz de sintetizar toda una vida.

Tampoco conozco el cuento que menciona BB. Aprovechando que paso ahora por una librería, le echaré un vistazo.

Como siempre, un placer descubrir los cuentos que tienes a bien rescatar.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Desde Pessoa se puede desdoblar uno e imaginarse y trascenderse a partir de cualquier pseudônimo. Desde Faulkner también, solo que su literatura es mucho màs intimista, pero sin pérdida y ese cuento suyo del que habla BB es sencillamente una perla. Pirandello ya fue de los primeros en desdoblarse y retratar lo somero y trascendental, como aquel Unamuno tan nuestro que siguio sus pasos, entre tantos otros.

Arcángel Mirón dijo...

A mí me encantó. El final le dio un toque superior (como si lo necesitara).

Apapacho, Puche.

Anónimo dijo...

Aquí está el enlace del cuento de Faulkner que comenta BB. Aún no lo he leído.

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/faulkner/rosapara.htm

Anónimo dijo...

Perdón no me sale todo el enlace. no sé por qué. Lo separo en dos líneas a ver si así... Es que no sé poner ese "picar aquí" que ponéis vosotros. Soy muy torpona para la cosa informática.

http://www.ciudadseva.com/textos
/cuentos/ing/faulkner/rosapara.htm

Raúl dijo...

A mí, esto de poner a parir a escritores consagrados, me parece de una temeridad manifiesta. Con lo que no va a ser el caso de mi comentario.

Sin embargo, y dentro del derecho a la opinión, decirte que este micro tan solo me parece ocurrente, pero no tengo la sensación de que me aporte nada, digamos, especial.

Javier Puche dijo...

Te agradezco la información, BB. Faulkner es una asignatura pendiente para mí.

Atrapar la esencia de una vida en unas pocas palabras no es tarea fácil, y creo que este autor lo logra con creces. Otro abrazo, Viajero.

Bienvenida, Eva. Desdoblémonos y multipliquémonos sin cesar.

Me alegra que te haya gustado, Gilda. Otro apapacho para ti.

Gracias por el enlace, Sinuosa. En cuanto tenga un rato, leo el cuento de Faulkner. Ya intercambiaremos impresiones.

También me sorprende a menudo esa temeridad que comentas, Raúl. Otra cosa distinta es reconocer que un texto no ha logrado atravesarnos, como ocurre en tu caso con éste.
Un abrazo