Extraño mi cama.
Prefiero el útero materno.
Mi médico es un impostor.
Que alguien encienda la luz.
Esto es un auténtico sinvivir.
Pese a todo, mantengo el optimismo.
Quién pudiera sentir de nuevo aquel abrazo incandescente.
Prohibido armar alboroto. Tengo mal despertar.
Mi reloj se ha detenido. Déle cuerda al suyo.
En algún momento debí distraerme.
Añoro el tiempo.
Imagen: Mark Rothko (Rust and Blue)
Los sueños rotos
Hace 1 día
10 comentarios:
O: "Aquí acabo la carrera"... éste me gusta sobremanera.
El camino sin retorno, inexorable,
con la soledad como única lámpara...
Despierta, ya, de esa pesadilla!!!
Epítafios, anómalos o no, no son
más que eso: epitafios.
Me quedo con el primero y el último.
Quién no recuerda aquel famoso epitafio de Groucho Marx: disculpen que no me levante.
Me gustó el primero y me inquietó "Prohibido armar alboroto. Tengo mal despertar".
A mí no me importaría que en mi epitafio dijera murió vivo.
Gracias por el comentario, Raúl.
Es una pesadilla acogedora, BB. No te preocupes.
Coincidimos, Esther. También a mí me agradan especialmente el primero y el último de estos epitafios sin cadáver.
El célebre epitafio de Groucho, Viajero, fue precisamente el detonante de este pequeño ejercicio algo lúgubre.
Muy ingenioso, por cierto, el epitafio que propones. Murió vivo.
A mi, me ha gustado mucho lo de "Prohibido armar alboroto. Tengo mal despertar." Y el siguiente. Por supuesto, los demás también están bien. Yo añadiría: "He dejado de luchar durante un segundo."
Siempre sorprendente, tomarse a risa la seria muerte.
Un post interesante!
Un saludo
Iba a citar a Groucho Marx, pero el Viajero se me adelantó.
El del útero me encantó.
:D
El que yo te apunté, según parece, reza escrito en latín en la lápida de M. Monroe. O eso dicen.
son geniales, herman.
un beso
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