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En la mesa de billar sólo quedaban dos cabezas. Tras apurar su gin-tonic, Alá realizó un disparo formidable: la cabeza del musulmán recorrió el tapete hasta chocar estrepitosamente contra la cabeza del judío, que se perdió en la tronera del fondo. Asombrado por la pericia del golpe, Yaveh no tuvo más remedio que invitarlo a otra copa.
Imagen: Tony Peters
15 comentarios:
Muy bueno. Como la épica homérica, los dioses juegan con los hombres-pueblos. Por cierto, las divinidades parecen llevarse bien, pero las bolas siguen en liza. No creo que la partida termine ahí. Habrá revancha.
Pronto te dejaré ganar a los bolos y tendré que suplicarte que me permitas invitarte a un gin-tonic.
Galle
to
Las divinidades parecen llevarse bien, pero están disimulando: ambos desean secretamente derrotar al otro. Y en efecto, habrá revancha. Gracias por tu amable comentario, Antonio.
Como bien sabes, Galleto, soy prácticamente imbatible en el Bowling. Ni siquiera John Turturro podría derrotarme. Ahora bien, estoy dispuesto a concederte cierta ventaja en nuestro próximo encuentro: tiraré con los ojos vendados. Dudo pese a todo que logres evitar la ignominia.
Un abrazo fraterno.
Enhorabuena Javier, espléndida partida. Felicidades también por tu próxima publicación en el libro de la ECH.
Saludos.
Fantástico texto, Herman.
A raíz del comentario de Eva, sé además que te llamas Javier. Como mi hermano, por cierto.
Un abrazo y sigue escribiendo.
A la manera de los tenistas, te devuelvo con un suave revés la felicitación, Eva. Me consta que tú también formarás parte de ese libro. Un afectuoso saludo.
Así me llamo, Galder. Celebro que el nombre tenga para ti resonancias fraternas. Un abrazo.
jejeje, me ha encantando...
Formidables estos relatos tuyos en los que "juegas" con la religión.
Una manera elegange, sarcástica e ingeniosa de poner el dedo en la llaga, de cuestionarte ciertos dogmas.
Un saludo.
Me alegro de veras, Larrey.
Nada como el humor para dinamitar lo sagrado. Tus comentarios, Viajero, me congratulan. Gracias por seguir asomándote a esta puerta.
Y somos eso, apenas un juego efímero para Dios.
beso
musa
Como si el uno jugara con el otro, una prolongación o extensión (o reflejo) de sí mismo al cabo.
La necesidad del otro para pelearnos me vuelve misántropa...
Un abrazo,
Los dioses son como niños, Musa. O como adultos desmelenados. Sospecho que deben beber copiosamente.
Otro beso.
"La necesidad del otro para pelearnos me vuelve misántropa". Gracias, Mega, por este improvisado aforismo que anoto.
Amén...
Dijeron en la barra frotandose las manos.
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