martes, 20 de mayo de 2008

Definiciones diabólicas (D)


Decidir: Sucumbir a la preponderancia de una serie de influencias en detrimento de otra serie.

Dentista: Prestidigitador que introduce metal en nuestra boca y saca monedas de nuestros bolsillos.

De otro modo: Igual de mal.

Desengañar: Ofrecer a un vecino un error distinto al que él ha considerado oportuno asumir.

Deserción: Aversión a la lucha, como, por ejemplo, cuando se abandona el ejército o a una esposa.

Desobedecer: Celebrar con la ceremonia pertinente la madurez de una orden.

Destino: Autoridad que se atribuye el tirano para cometer delitos y excusa a la que recurre el necio para justificar sus fracasos.

Día: Periodo de 24 horas, casi todas malgastadas.

Diafragma: Tabique muscular que separa los desórdenes respiratorios de los intestinales.

Diplomacia: Arte y negocio de mentir por el propio país.

Disculparse: Sentar las bases para una futura ofensa.

Discusión: Método para que los demás se reafirmen en sus errores.

Diversión: Lapidación de chinos.

Divorcio: Reanudación de las relaciones diplomáticas y rectificación de las fronteras.

Ambrose Bierce (El Diccionario del Diablo)

17 comentarios:

Viridis dijo...

No puedo estar más de acuerdo con la definición de dentista (por cierto, nunca antes me habían metido tantos "cachivaches" en la boca¡¡¡¡).
Besos metálicos de una "brakeada" arruinada y enfadada.

Larrey dijo...

Ay, los braked...son el opio del pueblo moderno. A lo que iba, no estoy contigo en lo de diplomacia, en todo caso sería el arte de hacerlo fuera de tu país.
Me encantan estas definiciones

Unknown dijo...

A mí la que me ha gustado es la deficición de divorcio. Eso de "rectificar las fronteras" queda muy digno.
Hermín, a tu edad yo tenía muy buena presensia, ¿sabes?

Luna Carmesi dijo...

Que descubrimiento!
Diabolico...

;-)

Javier Puche dijo...

Ojo con los imanes, Viridis.
Besos cautelosos.

Una pena, Vieja, que no tengas 200 años menos. Seguro que eras un bombón de joven.

Gracias a todos por visitarme, queridos y apócrifos huéspedes.

Manu Espada dijo...

Me encantan los cuentos lúgubres de Ambrose Bierce, y por supuesto, su diccionario del diablo.

malditas musas dijo...

"Discusión: Método para que los demás se reafirmen en sus errores"

Magnífico...

;)
musa

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Me gustan mucho "Decidir" y "Disculparse". El primero es obvio: toda decisión o elección es una condena, pues conlleva la renuncia de lo que no se decide o elige. Claro que esto sólo es así si lo pensamos después de la elección.
En cuanto a "Disculparse", me encanta esa fría definición, que implica una estrategia cuasi militar. Yo siempre pensé que la disculpa cerraba un ciclo, pero ahora veo que puede abrir otro.

Magda Díaz Morales dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gemma dijo...

Mi elección:

Disculparse: Sentar las bases para una futura ofensa.
Discusión: Método para que los demás se reafirmen en sus errores.

Sea como fuere, el tal Ambrose Bierce era un pelín cenizo, ¿no lo crees tú así?

Un abrazo

Javier Puche dijo...

Bienvenido, Manu. Celebro que compartamos diabólica predilección por Bierce.

Como a ti, Antonio, también me subyugan las definiciones de "Decidir" y "Disculparse". Aunque yo interpreto la primera de distinto modo: creo que Bierce sugiere que, en puridad, nunca decidimos nada, sino que inevitablemente sucumbimos ante el conjunto de influencias externas que en cada caso resulte más poderoso o tentador, tal y como hacen las hojas secas que avanzan a merced del viento, o los asnos ante la correspondiente zanahoria.

¿Bierce cenizo? Discrepo, Mega. Su impostada mala sombra puede resultar sumamente tonificante. Y ya quisiera la RAE poseer análogo rigor lexicográfico. Gracias por dejar aquí tu huella.

Gemma dijo...

Tal vez sea cosa mía, pero tras leerlas una tras otra (igual sea debido a esa lectura lineal, que no creo que sea la más conveniente, aunque entiendo que no hay alternativa si quieres darnos una muestra más o menos variada), no he podido evitar la sensación de que sus definiciones resultan, en ocasiones, previsiblemente pesimistas, ciertas, sí, pero fáciles; parodiables, en definitiva, por alguien lúcido y agudo, como si las hubiera hecho de corrido, con cierto automatismo. Por ej: "de otro modo". Parece casi un chiste.

A mí es que me gusta mucho más la frescura de un Ramón Gómez de la Serna, cuyas greguerías suelen ser lúcidas, brillantes, y singulares. (Pero ya te digo, puede ser que lo que no me guste sea leerlas tan seguidas). (O que tenga un mal día).

;-)

Un abrazo, Herman

Javier Puche dijo...

Interesante tu apreciación, Mega. En lo que a mí respecta, veo más diferencias que similitudes entre las definiciones de Bierce y las greguerías ramonianas. Las primeras, maliciosas en esencia, constituyen una parodia corrosiva de cualquier diccionario al uso y una sátira vitriólica del género humano. Las segundas, albergan imágenes poéticas de encantadora levedad y buscan incansablemente la conjunción perfecta entre metáfora y humorismo.
Puestos a buscar analogías, quizá sea precisamente el humor lo que emparenta a Bierce con Gómez de la Serna. Pero es un humor distinto en ambos casos. El de Bierce es ácido y el de Ramón, amable. Una bofetada y una caricia, respectivamente. Por lo demás, creo que ambos autores abusan con frecuencia del ingenio insustancial, del vacuo retruécano o del mero chascarrillo. Pero uno prefiere juzgar a los artistas con benevolencia, elevándolos siempre a la altura de su mejor obra. Y no encogiéndolos al ínfimo tamaño de sus errores.

Un abrazo.

Recaredo Veredas dijo...

No creo, con todos mis respetos, que la comparación tenga mucho sentido. Las circunstancias de los autores, sus pretensiones y sus vivencias son sumamente distintas. En cualquier caso, creo que Gómez de la Serna ha envejecido peor que Bierce. Se ha quedado en el lenguaje, lo que no es poco, pero tal vez no resulte suficiente. Saludos.

Gemma dijo...

Cierto, no hay que reducir a los autores a sus manifestaciones más ligeras o menos logradas, pero tampoco hay que dejar de reconocerlas, ¿no te parece? Me limitaba a constatarlo.

Por otra parte, Ramón Gómez de la Serna no es un autor ni mucho menos "perfecto", libre de caer a veces en el chascarrillo fácil, como bien apuntas, pero creo que su visión fresca y brillante de la realidad también puede llegar a ser en ocasiones crítica y ácida, y seguramente por eso lo prefiera.
Aunque la comparación ha sido fortuita, y como tal hay que tomarla.
Saludos afectuosos

Javier Puche dijo...

Que conste, Mega, que a mí Gómez de la Serna también me encandila. Su prosa posee un innegable fulgor. Y algunas de sus greguerías son memorables. Nunca olvidaré, por ejemplo, la que dice: "El hielo se derrite porque llora de frío".
Gracias por haber propiciado este pequeño debate. Me gustan las comparaciones fortuitas. Las no fortuitas tienen menos gracia.
Un saludo afectuoso.

Anónimo dijo...

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