sábado, 12 de enero de 2008

Paisaje triste



El bloque de enfrente está en ruinas. Algunas ventanas han sido clausuradas. Un gato moribundo recorre la cornisa buscando alimento. A menudo se detiene, cierra los ojos y dirige maullidos al cielo. Por las grietas de las tuberías se ocultan las cucarachas. Abajo, en medio del patio en sombras, un árbol se desprende con lentitud de las hojas muertas. Hay junto al árbol un tobogán oxidado y un columpio roto que el viento balancea suavemente. Alguien llora en el interior del edificio.

Fotografía: Josef Sudek

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy triste al paisaje. De tinta china fría y estirada.
Y sonidos metálicos oxidados.
Muy triste.
Joder, qué miedo tengo de la vida.

Anónimo dijo...

Hermanaelström: Melancólico fenómeno metereológico propio de la costa del sol.

Germanastro: Individuo de espaldas frente al mar experimentando un pedazo de momento sublime.

Un abrazo de parte de mi madre. No se atreve a postearte.

Arcángel Mirón dijo...

¿Éste también es un paisaje interno? Transmite soledad y derrumbe.

Tenés una escritura sigilosa, de ésas que cuando te querés dar cuenta ya se te metió adentro.

Unknown dijo...

Querido Herman:
Desde mi nuevo universo te leo a diario.
En el paisaje que describes, de tinta china, me encuentro yo.
Y a veces oigo tu voz y algún que otro quejido lastimoso.

Javier Puche dijo...

Entrañables definiciones, Galleto. Dale a tu madre un gran abrazo de mi parte. Y otro pequeñito para ti.

Estrictamente hablando, Gilda, quizá no existan los paisajes externos. Todo lo que miramos está cargado siempre de nuestra emotividad. Resulta muy difícil ser objetivo. Yo jamás lo soy. Ni siquiera cuando lo procuro.
Y ojalá posea esa escritura sigilosa que dices. Me encantaría que así fuera. Un beso.

Querida Vieja:
Tu visita es un regalo. La emoción me embarga. En el paisaje que describo se oyen a veces misteriosas melodías de una dulzura infinita. Ojalá regreses.

Carlos Frontera dijo...

Un relato sugerente, sin duda.

AB dijo...

Herman! Ya te estaba echando de menos. Esta semana pasada casi ha acabado conmigo pero héme aquí para acariciar a ese gato moribundo.


Una abrazo con edulcorante cancerígeno.

Anónimo dijo...

Me recuerda a "La ciudad de las últimas cosas" de Auster.

Y eso ya es mucho decir.

Un saludo.

Pablo

malditas musas dijo...

Qué interesante esto de los paisajes internos. Nuestros dolores están siempre proyectados en las ruinas de alguna casa abandonada.
Las ventalas que no abren, la basura esparcida, la puerta rota... Como escribía el gran poeta Oliverio Girondo "muchas veces sentimos una tristeza idéntica a la de un par de medias(calcetines) tirados en un rincón"

besos que crujan
musa

Javier Puche dijo...

Creo que el gato podría sobrevivir con una dosis conveniente de caballa cruda, Dl Fayette.
¿Un abrazo con edulcorante cancerígeno? Hubiera preferido algo menos tóxico, pero no lo desdeño. Otro abrazo para ti, rociado cariñosamente con un poco de insecticida.

No he leído la novela que mencionas, Pablo. Pero Auster me agrada. Sobre todo, "La música del azar", "El palacio de la luna" y "A salto de mata", su singular autobiografía.

Cuando la tristeza nos hace su rehén, Musa, no necesitamos mansiones abandonadas o cementerios para confirmar nuestra pesadumbre. El propio sol puede servirnos.

Besos para todos.

AB dijo...

Funny! Inhalado ya el insecticida y estoy lista para comenzar mi jornada de cucaracha ya que hoy el sueño me impide ser otra cosa. Pero tiene una explicación. Los abrazos deberían ser dulces, incluso los electrónicos, es decir, de azúcar o miel. Pero en nuestra época preferimos el edulcorante, en todos los aspectos y los edulcorantes son cancerígenos (dicen que los comestibles también, pero sobre todo los sociales, mentales, espirituales). Ayer fui un producto y por lo tanto me expresé como tal. Hoy soy un insecto y...oye, es que no había insecticidas con fragancia a melocotón?

Bah, en última instancia la literatura es nuestro verdareo insecticida pero también nuestro deleitable elixir.

Castigadora dijo...

Triste, nostálgico, son los paisajes que más me gustan. No sé pero tienen algo de misterio, toda una historia se esconde en ese edificio, toda una vida debío pasar por él.

Me gustó!

Lo de castigadora no te dejes engañar, sólo saco el látigo cuando hace falta!!

Saludos!

Hank dijo...

Es el paisaje de un sentimiento recortado con escalpelo, exacto y preciso.

un árbol se desprende con lentitud de las hojas muertas... Qué magnífica imagen de un tiempo lento (en ambos sentidos).

Lo bueno, si breve...

Javier Puche dijo...

Yo evito siempre que puedo el edulcorante. A la literatura no le sienta bien. Espero que tu jornada como insecto haya sido satisfactoria, Dl.

A mí también me agradan los paisajes luctuosos, Castigadora. La tristeza suele ser muy fotogénica. Y en ocasiones alberga cierta voluptuosidad.

"El paisaje de un sentimiento", tú lo has dicho, Hank. Gracias por loar mi pequeña pieza. Espero que regreses por aquí.

English Little Pills dijo...

Por casualidad he acabado en este blog leyendo ese paisaje que tanto se parece al que me ofrece la ventana de la oficina.

A pesar del tono gris del día y del post, parece que la mañana se me ha arreglado un poco después de descubrir tu sitio, que apartir de ahora añado a mis favoritos.

Recaredo Veredas dijo...

Muy bueno, aunque no mencionaría la ruina tan pronto, dejaría que entrara lentamente en la conciencia del lector. Gracias por vincularme. Haré lo mismo.

Anónimo dijo...

Los paisajes tristes provocan un placer infinito a los espíritus melancólicos.
Esa belleza débil y quebradiza proporciona con frecuencia un placer más intenso que la felicidad caprichosa.

Anónimo dijo...

Veo cierto aire depresivo y tendente al suicidio en el post y comentarios post-eriores.

¿No os habéis dado cuenta de que el mundo es un lugar maravilloso?

Salid a la calle y gritad, lo estáis deseando.

Unknown dijo...

Alma tórrida:
He salido a la calle a gritar tal y como me aconsejaste, y ahora tengo una maceta en la mollera descubriéndome los sesos.
Si es que uno no sabe...

Olga Cánovas Galindo dijo...

Paisaje triste sí, como algunas veces mi estado de ánimo. Mi ventana es un espejo y dá igual que me deslumbre un rayo de sol. En ese momento casi prefiero la oscuridad para no ver las ruínas.
Abrazos