miércoles, 19 de diciembre de 2007

La polifonía oculta


Somos un instrumento dotado de muchas cuerdas, pero generalmente nos morimos sin que hayan sido pulsadas todas. Así, nunca sabremos qué música era la que guardábamos. Nos faltó el amor, la amistad, el viaje, el libro, la ciudad capaz de hacer vibrar la polifonía en nosotros oculta. Dimos siempre la misma nota.

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994)

(Del libro Prosas apátridas, editado por Seix Barral)

11 comentarios:

Ivan Humanes dijo...

Un gusto visitar tu sitio, entranto por la puerta falsa, que es la que da acceso a la buena literatura. Gracias.

malditas musas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
malditas musas dijo...

Por eso nos enamoramos perdidamente de quién nos sabe tocar con maestría.

Gracias por tu visista a las musas.
Felicitaciones por tu mención.

Un abrazo
musa Rella

Arcángel Mirón dijo...

¿No será que nos sentimos cómodos en determinadas posturas, y tenemos miedo de exponer otras cosas? Una frase sublime de no me acuerdo quién, dice "el noventa y nueve por ciento de lo que eres, es invisible e intocable".

Somos más de lo que creemos.

Marina Culubret Alsina dijo...

Recién ahora, cuando el invierno empieza a sonar, descubro tu bitácora. Me gusta. Las palabras de Ribeyro han calado hondo en mi caja de resonancia...
Gracias.

Javier Puche dijo...

Gracias, Iván. Me gusta que te guste lo que hay en esta casa ficticia, que es la tuya.

Todo un privilegio tener por aquí a una Musa, con lo esquivas que habitualmente se muestran. Ojalá perdure junto a nosotros tu grata presencia invisible.

Una frase una tanto pesimista la que nos regalas, Gilda. Si somos intocables en esencia ¿para qué tocarnos unos a otros, ya sea física o emocionalmente? Prefiero pensar que somos sensibles al tacto ajeno y maleables. No me gustaría ser siempre idéntico a mí mismo. Y para corresponderte con otra frase pesimista, pronunciada por no recuerdo quién (pero sin duda tenía barba), te diré que "el 99 por ciento de nuestros actos está regido por el inconsciente". Un horror pensar que somos intocables e inconscientes como asteroides, ¿no te parece?

Me alegra tenerte por aquí, Marina. Mi bitácora de invierno te acoge con gratitud.

Arcángel Mirón dijo...

Herman, yo lo interpreto al revés, no intocable como inaccesible, sino que siempre tenemos más de nosotros mismos en reserva. Eso que conocemos de nosotros, eso que vemos, sólo es el uno por ciento. Atrás hay más, dispuesto a ser utilizado y compartido cuando haga falta.

Javier Puche dijo...

En tal caso, estoy de acuerdo contigo. Y creo que Ribeyro también lo está con nosotros. Sin duda, lo que mostramos es ínfimo en comparación con lo que hay detrás o debajo. El problema quizá sea que a menudo no resulta fácil acceder sin ayuda a esa zona oculta y necesitamos de intermediarios que no siempre tenemos la suerte de conocer durante nuestra breve estancia en el mundo real.

Anónimo dijo...

Qué fragmento maravilloso y tremendo. Gracias por la revelación y por enlazar desde esta Puerta falsa ilustrada por Hopper mi orgía.

Besos bacanalescos.

Gemma dijo...

A decir verdad, nos definen más todas aquellas posibilidades que no llegamos a realizar, nuestras carencias o necesidades, que nuestros mismos logros, en comparación, pequeñas y ridículas conquistas demasiado cotidianas, desgastadas por su uso desmedido.

Javier Puche dijo...

Querida Mega, no puedo estar más de acuerdo. Es el fracaso lo que nos define. La singular textura de nuestro fracaso.