El vacío ha alquilado mi mente, y no quiere irse ni pagarme. Sin cesar me pregunto cómo puedo echarlo. Tal vez metiendo cosas. Pero el vacío acabará por devorarlas. Tiene mucha hambre. Si le arrojo un pensamiento ajeno, se lo tomará para cenar. Si le lanzo un poema, lo atrapará de inmediato con sus afilados dientes y lo masticará hasta que desaparezca. Lo bueno del vacío es que no ensucia demasiado mi territorio mental, más bien al contrario, lo limpia. En eso debo estarle agradecido, porque hay otros inquilinos, como la alegría o el miedo, que destrozan el mobiliario cuando aparecen.
La tierra de León agradecida
Hace 13 horas
2 comentarios:
Es cierto, casi nadie repara en la devastación que puede provocar en una mente, en un ser, una alegría desmedida. Del miedo sí, del miedo esperamos eso y más. Somos así de incautos.
Besos orgiásticos.
y ya está? se acabó el blog?? ya no hay nada más?? joooo
anda, si está ellita aquí arriba, también te conoce! qué bien, jeje.
En fin, un beso, andalú
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