A Erik Satie
Tras años de reclusión, el pulpo sale a pasear. Necesita repartir abrazos con urgencia. Pero la gente lo elude. Nadie es consciente del amor que alberga esa criatura enorme. Sólo los árboles y los semáforos parecen advertirlo. Y a ellos aferra de noche los tentáculos, haciendo latir desaforadamente sus tres corazones, hasta que el sol incendia por completo la ciudad.
Imagen: Hokusai (El sueño de la esposa del pescador)
1 comentario:
Me gusta su toque surrealista. Abrazos.
Publicar un comentario