-Estoy indefenso -le dije- vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar -dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? -pregunté- ¿Quiere encargarse del asunto?
-Encantado -dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil. ¿Puede usted esperar media hora más?
-No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno -dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.
Franz Kafka
(Traducción de Jorge Luis Borges)
1 comentario:
Un texto con fuerza y unas imágenes impactantes. Genial Kafka.
Un abrazo.
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