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Hablaba y hablaba
Hablaba,
y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y
venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no
hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde
estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier
cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle
sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo.
Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá.
Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino
de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro.
Max Aub (Crímenes ejemplares)
4 comentarios:
ser una criada gorda. gracias.
Morir ahogado en palabras debe ser muy agónico.
Fabuloso!!!!
Me encantó.
Morir por no poder hablar. Las palabras eran su razón de vida.
Fascinante idea.
Me alegra volver a leerte
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