No resultaba fácil obedecer. Todas sus compañeras se
lavaban, con gritos de alegría, en la fuente de la plaza. ¿Por qué no iba a
hacerlo ella? Además, sus amiguitas la trataban de puerca.
–Ahora verán –se dijo.
Fue a la fuente y se lavó la cara cuidadosamente. Cuando
hubo terminado, las otras gritaron horrorizadas.
Su cara no era más que una
bola redonda, limpia de cejas, de ojos, de nariz, de boca.
La mataron como a la bestia que era.
Roland Topor (del libro Acostarse con la reina y otras delicias)
Roland Topor (del libro Acostarse con la reina y otras delicias)
6 comentarios:
No había leído nunca a Roland Topor, Javier, y he de agradecerte que lo trajeras hasta aquí.
Sin duda, he de enmendar mi falta.
Un abrazo,
Una gran alegría que hayas abierto de nuevo tu puerta.
No conocía a este Topor. Pero, sin duda, apunta maneras. Habrá que echarle el lazo.Gracias por traerlo.
Un beso.
Pedro, me alegra haberte descubierto a Topor. Espero que lo disfrutes. Un abrazo.
Jes, la puerta sólo estaba entornada. De Topor te recomiendo "El quimérico inquilino", formidable novela que Polanski llevó al cine. Yo lo pasé en grande leyéndola. Un beso.
Si señor. Buen micro, rezumando un estilo de la casa, de esas que huelen a leña, a tortilla de patatas o a cualquier olor que la hace especial.
Buen micro, incluso muchísimo mejor.
Una perta.
La verdad es que sorprende mucho ese final tan trágico.124
No conocía a este autor. Lo anoto e intentaré leerlo, este micro me ha convencido.
Besitos
Publicar un comentario