No hay caricia más perfecta que el leve roce de una mano de ocho dedos, afirman aquellos que en lugar de elegir a una mujer, optan por entrar solos y desnudos en el Cuarto de las Arañas.
Ana María Shua (del libro
Casa de Geishas)
Imagen: Spider, de Louise Bourgeois
8 comentarios:
¿Puede el horror contener, ser su misma expresión, de lo bueno, de la belleza, del amor? Inextricable dilema.
Abrazos
Paradojas de la vida.
Un saludo indio
Los hay con unos gustos...
Hay gustos para todo. Pero vamos, yo me quedo con las manos de toda la vida
Un relato espeluznante.
llego a tu blog desde el de Anne. decirte que yo antes muerta que dejar que una araña me acaricie. Es el unico ser del reino animal que me puede. Un saludo
Perfecto micro. Algo tétrico pero estupendo. Tengo un amigo admirador de Ana María Shua. Ahora compruebo por qué.
uf¡ con el pánico que me dan a mí las arañas. Que magia tiene esta mujer.
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